Con el «Sono Qi Gong (SQG)» se aborda el trabajo interior del cuerpo en dinámica con el movimiento exterior en un sistema autopoiético, en donde la sonoridad deviene de la propia movilidad, de la propia respiración, de la propia mantralización y de la propia escucha.

El sonido se expande hacia el interior del cuerpo, funcionando con la dinámica del movimiento corporal y la mantralización.

Si pensamos en términos de conectividad, el SQG, funciona con protectores auditivos industriales, modificados a modo de auriculares de audio. De manera tal, que el usuario, en vez de ser oyente de la producción sonora de un otro,  genera la sonoridad, a partir de la interacción corporal y vocal y de la puesta en acción de su energía vital (Qi Gong = Chi Kung); capaz de externalizar en la interacción la sonoridad intracorporal, como puede ser la de sentir más fácilmente la propia respiración, o la sonoridad que se produce al interactuar performáticamente con el aparato.

El uso del SQG pretende revertir la desconexión residual que la era de la hiperconectividad produce, la descorporeización por la mediatización virtual, y establecer otro tipo de conexión virtual.

El SQG apunta a un tipo de conexión alternativa, de interactividad corporalizada lúdicamente, en donde el cuerpo se conecta con su sonoridad interior y la de la tierra en movimiento.

El uso grupal del objeto conforma una formación sensorial (espacial – sonora) relacional, en donde los usuarios conectados asisten a un espacio sonoro alternativo manipulable, que es a la vez íntimo y colectivo, ensamblado al espacio de escucha del ambiente.

El SQG posibilita la conexión con la propia territorialidad corporal y la interacción lúdica, tanto privada (ya que el sonido se expande interiormente), como pública y relacional (porque instaura una conexión perceptual espacial – sonora entre los usuarios que lo utilizan en un mismo tiempo y lugar).