El cuerpo expectante: Un cambio de paradigma sobre el espectador cinematográfico en la teoría de cine

Ilia L. Espinosa Pacheco

Este ensayo presenta un recorrido teórico e histórico por la transformación del concepto de espectador en los estudios de cine. El texto expone cómo la influencia de las ciencias cognitivas en la teoría cinematográfica transformó tanto el estudio del fenómeno fílmico como su concepción de espectador, pues este último evolucionó de ser considerado un simple asistente a la sala cinematográfica a un organismo vivo cargado de predisposiciones biológicas y culturales en su dialógica interrelación. 

Palabras clave: cine, ciencia cognitiva, espectador, cuerpo, emoción.

CALMECAC, 2023. Biocinema Fase experimental. [Fotografía].

La teoría cinematográfica se constituyó como un área de investigación a mediados del siglo XX, siendo el estudio de la respuesta psico-corporal del espectador ante las imágenes fílmicas una de sus más grandes interrogantes. En sus inicios, consideró al espectador cinematográfico un agente diseñado biológicamente para la percepción; con el desarrollo de la industria cultural, una masa uniforme sometida a las leyes del capital o bien, un sujeto sometido por el subconsciente; con el auge del estructuralismo, un lector hábil capaz de interpretar el texto fílmico; un consumidor con agencia desde los estudios culturales y, bajo la mirada de la ciencia cognitiva, un organismo integrado cuerpo-mente definido por sus predisposiciones biológicas y su entorno cultural. Esta última perspectiva sobre el espectador reconoc no sólo su capacidad de discernir, sino también las características físicas, mentales y emocionales que le permiten a su cuerpo responder de manera diferenciada a los estímulos de su entorno. 

La ciencia cognitiva es un campo de investigación conformado por varias disciplinas: psicología, lingüística, neurociencia, ciencia computacional, antropología y filosofía, que buscan comprender la mente y sus procedimientos (Miller, 2003, p.143). En el cine, ha querido explicar la forma en que los elementos narrativos y estilísticos de las películas influyen en las percepciones, afectos, impresiones, deseos y somas de sus audiencias. De acuerdo con sus principales exponentes, más que una teoría única y bien definida, es un conjunto de aproximaciones teóricas que buscan dar respuesta a preguntas sobre las relaciones causales entre el cine y su espectador (Bordwell, 1989; Bordwell & Carroll, 1996; Currie, 2004; Rusthon & Bettinson, 2010). Asuntos como las reacciones emocionales al cine de género, el sentido de realidad que provocan las películas en 3D, el papel de la memoria en la interpretación de las tramas, los procesos empáticos, la influencia de la técnica fílmica en los procesos atencionales, entre muchos otros, dan cuenta de los esfuerzos de este paradigma por comprender cómo se vive la experiencia de ver cine. 

Las contribuciones de las ciencias cognitivas a la teoría fílmica han permitido estudiar mejor al cine como medio, arte y lenguaje, y al ser humano a nivel cuerpo-mente-sociedad. Y aun con el eclecticismo teórico que define a este enfoque investigativo, existen presupuestos esenciales compartidos por todos sus miembros. Primero, rechazan al conductismo clásico de la psicología de los años 50 y defienden el estudio de los procesos mentales para una mejor comprensión de la condición humana (Miller, 2003). Segundo, consideran que el método científico y la comprobación empírica aportan datos precisos y confiables para la comprensión de los fenómenos cinemáticos, y parten de la idea de que la forma en que se experimentan los acontecimientos de un filme es similar a la forma en que las personas experimentan la vida real, puesto que emplean los mismos recursos sensoriales (Currie, 2004). Y tercero, la respuesta de la audiencia al cine no es atribuible de manera exclusiva al espectador o a la película, sino a la interacción entre ambos, y si bien los filmes orientan ciertas respuestas que apelan a la arquitectura cognitiva del cerebro, en ellas influyen los juicios, intereses, capacidades, percepciones y experiencias propias de cada espectador (Rusthon & Bettinson, 2010).  

Las respuestas perceptivas, afectivas y emocionales resultantes de la interacción cine-espectador han sido una preocupación teórica constante: Baranowski y Hecht (2017) explican cómo Hugo Münsterberg (1916) en The Photoplay: A Psychological Study analiza la experiencia del cine a partir del movimiento de las imágenes, la memoria, la atención, la imaginación y las emociones; cómo Julian Hochberg y Virginia Brooks (1978) en Film Cutting and Visual Momentum y James Gibson (1979) en Motion Pictures and Visual Awarness in his Ecological Approach to Visual Perception, examinan las relaciones entre la percepción, la experiencia y la conciencia. No obstante, fueron los trabajos de David Bordwell y Noël Carroll en los años 90 los que imprimieron un giro fundamental en la teoría fílmica y sentaron las bases de lo que hoy en día conforma el estudio neurocientífico de dicha interacción. En Narración en el cine de ficción, Bordwell (1996) establece que a la actividad del espectador la determinan sus experiencias interpersonales y una serie de “esquemas mentales” o “mapas cognitivos” que organizan la información que recibe del filme; dichos esquemas le permiten hacer inferencias y encontrar “la unidad narrativa” en las películas (pp. 33-37). Por su parte, Carroll (2003), en Why Horror?, explora el mundo emocional del espectador en el género de terror y a partir de la “paradoja del terror”, advierte que son “la curiosidad”, “la anticipación” a los acontecimientos y “el deseo” por descubrir la lógica detrás de “lo imposible” y “lo inexistente”, lo que atrapa a la audiencia (pp. 36-37). 

El desarrollo científico y tecnológico de los años 90 promovió la aparición y mejora de nuevos aparatos para el estudio del cuerpo y la mente: el electroencefalograma, la resonancia magnética o sensores corporales más sofisticados permitieron realizar otro tipo de lecturas sobre la actividad cerebral y somática. Este periodo de gran inversión en la investigación científica fue conocido como “Decade of the Brain”, y se caracterizó por la aparición de programas como “Europe Human Brain Project” y el “United States’s Brain Initiative” dedicados a desentrañar las características y capacidades que el cerebro es capaz de desarrollar (Aldama, 2015, p. 80).  Así, las aportaciones de la neurociencia, la psicología evolutiva, la neurobiología y la inteligencia artificial, entre otras áreas, comenzaron a respaldar el trabajo de teóricos fílmicos como Ed Tan, Edward Branigan, Murray Smith, Torben Grodal, Tim Smith, Vittorio Gallese, Michael Guerra, por mencionar solo algunos. 

En la actualidad, teóricos cinematográficos guiados por esta directriz de pensamiento han presentado explicaciones causales y propuestas basadas en evidencia sobre la complejidad de la experiencia fílmica; sus compromisos abarcan desde el estudio de la construcción textual de los filmes para dirigir las reacciones del espectador hasta el estudio neurocientífico de las respuestas del cuerpo y la mente al lenguaje audiovisual. La gran cantidad de aproximaciones ha dado origen a un nuevo campo de estudio que puede considerarse la evolución de la ciencia cognitiva de cine en donde el espectador es concebido como un cuerpo pensante y sintiente: la neurofilmología.

En el prólogo del Cinéma&Cie del International Film Studies Journal, Adriano D’Aloia y Eugeni Ruggero (2014) explican que la neurofilmología, caracterizada por esta intersección de enfoques teóricos y prácticos respaldados por una investigación integral propia de las ciencias experimentales, ha introducido una idea novedosa de espectador: the viewer-as-organism, by investigating with both empirical and speculative epistemological tools the subject of audiovisual experience, postulated as embodied, embedded, enacted, extended, emerging, affective, and relational (p. 9). Para los investigadores, esta nueva mirada científica “aims to establish a unified and consistent framework for both theoretical and empirical current research programs on the film viewer experience” (p. 17). Así mismo, en dicho prólogo puede entenderse que este paradigma busca un balance entre culturalismo y naturalismo, es decir, que es necesario considerar tanto los elementos socioculturales que definen al espectador y sus circunstancias de visualización, como las capacidades biológicas que caracterizan su humana condición (pp. 19-20). 

Esta área de investigación presenta, a su vez, distintas variantes según las técnicas y los problemas específicos a los que se enfrenta: la psicocinemática, la neurocinemática, la teoría neurocognitiva de cine y la neuroestética fílmica. Para Carocci (2014), la psicocinemática tiene como objetivo investigar la experiencia del espectador centrándose en las conexiones cerebro-mente; en una línea más acotada, la neurocinemática, aplica la neurociencia para evaluar la respuesta estética del espectador a las convenciones cinematográficas. Por su parte, para María Poulaki (2014), la teoría neurocognitiva entabla una relación causal entre el cine y la neurociencia afectiva; en específico, entre las funciones neuronales y los estados mentales provocados por los filmes, lo que a su vez, da origen a la neuroestética fílmica que, de acuerdo con Pisters (2014), mediante el estudio del estilo (iluminación, montaje, sonido, puesta en escena), descifra la relación intersubjetiva con la pantalla cinematográfica: el cine visto como una experiencia total insertada en la vida real. En la actualidad, resulta complicado establecer límites claros para la categorización de la variedad de estudios cine-espectador fundamentados en los principios de la ciencia cognitiva; no obstante, sus aportaciones resultan cada vez más sorprendentes. 

En México, el grupo de investigación en dinámica fisiológica CALMECAC de la UNAM, integrado por físicos, médicos, biólogos, matemáticos, ingenieros y artistas, ha desarrollado “Biocinema”, el primer proyecto experimental y multidisciplinario para el estudio de las relaciones intersubjetivas cine-espectador. Desde un enfoque ecológico que considera las interrelaciones entre el arte, la ciencia y la cultura, da cuenta de los procesos biológicos que intervienen en la aprehensión del mundo a través del arte cinematográfico. “Biocinema” analiza las señales fisiológicas del cuerpo durante la proyección de películas completas para investigar los cambios que en él acontecen en relación con los elementos narrativos y estéticos que las conforman a fin de caracterizar la experiencia emocional, analizarla y extender su aplicación a otros campos del conocimiento. El trabajo de este grupo de investigación es sumamente novedoso, y sus aportaciones están generando un nuevo campo en la investigación fílmica que se realiza en el país.    

Este breve recorrido por la trayectoria multifacética de la ciencia en el cine muestra que desde siempre ha existido un espíritu inquisitivo en los estudios fílmicos, que a lo largo de la historia han construido, cambiado, reemplazado o alimentado distintos abordajes teóricos a fin de profundizar en la experiencia de ver una película y en el concepto del espectador cinematográfico. El cuerpo se ha convertido en el punto de anclaje de este nuevo paradigma que trasciende una idea limitada de espectador como estadística, consumidor o sujeto, y lo explora como organismo cuyas reacciones, afectos, emociones y pensamientos son producto tanto de su sistema biológico como de su interacción con el medio que le rodea.   Son muy amplios el campo y los enfoques que esta mirada imprime a los estudios de cine; sin duda alguna, como D’Aiola (2014) defiende, las teorías que enfatizan “the embodied, affective and haptic dimensions of the viewer’s experience” (p. 74) son, actualmente, las más influyentes. 

Bibliografía 

Aldama, F. L. (2015). The science of storytelling: Perspectives from cognitive science, neuroscience, and the humanities. 

Baranowski, A., & Hecht, H. (2017). One hundred years of photoplay: Hugo Münsterberg’s lasting contribution to cognitive movie psychology. Projections, 11(2), 1-21. 

Bordwell, D. (1989). Cinema and cognitive psychology. Revue de théorie de L’aimage et du son a journal of theory on image and sound, Iris, (9), 16. 

Bordwell, D. (1996). La narración en el cine de ficción. 

CALMECAC, 2023. Biocinema Fase experimental 1. [Fotografía] 

Carocci, E. (2014). First-Person Emotions: Affective Neuroscience and the Spectator’s Self. First-Person Emotions: Affective Neuroscience and the Spectator’s Self, 65-75. 

Carroll, N. (2003). The philosophy of horror: Or, paradoxes of the heart. Routledge. 

Currie, G. (2004). Cognitivism. A companion to film theory, 105-122. 

Eugeni, R., & D’Aloia, A. (2014). Neurofilmology. Audiovisual Studies and the Challenge of Neurosciences. CINEMA & CIE, 1-210. 

D’Aloia, A., & Eugeni, R. (2014). Neurofilmology: an introduction. Neurofilmology: an Introduction, 9-26. 

La Vanguardia, (2020). Una sala de cine (Le Musique / Getty Images/iStockphoto.  [imagen digital]. En: https://www.lavanguardia.com/cultura/cine/20200501/48886129343/nuevas-normas-cine-nueva-normalidad-desescalada-coronavirus.html?facet=amp 

Miller, G. A. (2003). The cognitive revolution: a historical perspective. Trends in cognitive sciences, 7(3), 141-144. 

Pisters, P. (2014). Dexter’s plastic brain: Mentalizing and mirroring in cinematic empathy. Dexter’s Plastic Brain: Mentalizing and Mirroring in Cinematic Empathy, 53-63. 

Poulaki, M. (2014). Neurocinematics and the discourse of control: Towards a critical neurofilmology. Neurocinematics and the Discourse of Control: Towards a Critical Neurofilmology, 39-51. 

Rushton, R., & Bettinson, G. (2010). What is film theory?. McGraw-Hill Education (UK). 

Ilia L. Espinosa Pacheco

La Dra. Ilia Espinosa es editora, productora audiovisual y profesora universitaria. Egresada de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de las Américas-Puebla (UDLAP), de la maestría en Comunicación de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Doctorado en Creación y Teorías de la Cultura de la UDLAP. Su trabajo investigativo se ha desarrollado en torno a las relaciones del cine con la política, con los procesos de representación y con la cognición. Actualmente es profesora de la UDLAP, investigadora en el grupo de dinámica fisiológica CALMECAC de la UNAM, y es colaboradora activa de la Society for Cognitive Studies of the Movie Image (SCSMI).

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